¡Hola!
Lo siento por estar tanto tiempo sin actualizar, pero aquí os traigo mi primer relato del taller de escritura de Be Literature, del que os informé en la última entrada. Os explico un poco: teníamos dos fuentes de inspiración, una imagen o una canción. Yo, finalmente, elegí la imagen, que os dejo junto al relato.
¡Espero que lo disfrutéis!
Último adiós
Lo estaba mirando directamente a los ojos, abiertos de par en par. Estaba tumbado en el suelo, sin pulsación y con la piel más pálida conforme pasan los segundos. Tenía la cara encharcada por mis lágrimas que fueron cayendo poco a poco sobre ella.
—No te vayas, por favor —le susurré, como si me pudiese oír—. Te necesito a mi lado.
Como es de esperar, no contestó, pero todavía tenía una vaga esperanza de que la sangre volviese a fluir por sus venas, que su corazón volviera a latir.
Todavía recordaba cuando en el canal nacional informaron de que el país había entrado en guerra y que los ejércitos estaban desesperados y reclutaban a cualquier persona entre los dieciocho y los cuarenta años, dando igual su género. Yo no quise apuntarme, sino que fui obligado por mis padres, al igual que él, mi hermano. Si ellos no nos hubiesen obligado a entrar en el ejército ahora mismo yo no lo hubiese perdido.
Pero la guerra continuaba, y nuestro ejército parecía estar perdiendo fuerza. Nos estaban masacrando.
Desearía haberme quedado allí todo el tiempo del mundo, junto a mi hermano, pudiéndole rezar a cualquier dios para que me lo devolviera, pero eso no podía ser.
—Adiós, hermanito —la voz casi no me salía, pero me conseguí despedir de él con todo el dolor de mi alma y tras acariciarle por última vez el cabello, me puse en pie.
No me dio tiempo a empezar a correr cuando noté un fuerte dolor y, a los pocos segundos, todo oscuro.
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